Somos un conjunto de emociones, sensaciones, energía, que provienen desde nuestro interior y también de nuestro exterior.
Somos consecuencia de un mundo que nos forma a través de durezas, un armazón de miedos, corazas de incertidumbres y muchas opiniones, en su mayoría, no solicitadas.
Somos una construcción de concepciones, ideas, pensamientos, deseos, imaginación, que han sido acumuladas, recogidas y adquiridas en el largo camino transitado.
Caminos que muchas veces nos han parecido largos, o muy cortos; sinuosos con piedras o rosas, o ambas; llenos de luz o de oscuridad, sin embargo; lo seguimos recorriendo día tras día, sin importar realmente cómo sea, haciendo nuestro mejor esfuerzo, dando todo lo que podemos, con los pies tan centrados como la gravedad nos lo permita.
Para los ojos ajenos e indiferentes no somos lo suficiente, pero; los dueños de esos ojos ¿Son nuestros ojos?, esos ojos verdes, azules, marrones, claros, oscuros, en los que no brillo, ¿Son nuestros ojos? ¿Qué ven mis ojos al ver mi reflejo?
Los caminos no los recorremos solos, siempre hay quien que se suma, se adhiere al camino y más adelante tomar otro camino y dejarnos con otras personas, o solos; y también está bien. Entre esas personas hay a quienes llamamos familia, amigos, conocidos, desconocidos incluso; y de cada uno, adquieres algo que inconscientemente aporta a la construcción de tu entorno, de tu percepción, hasta de tu ser.
A medida que se va construyendo nuestro ser, se van formando corazas, bloqueos, miedos, incluso nuestras reacciones inmediatas inconscientes; ¿Cuáles son nuestras reacciones involuntarias?; y es aquí, donde debemos prestar atención; es cuando nuestro interior o nuestro cuerpo, intenta salir a flote y decirnos algo - ESCÚCHALO.
Que el mundo interno se siga expresando, estaré atenta para escucharlo 😉